convocarte
para que me sacies el hambre de
los labios
abiertos para que te mire con
ojos de pez
adiestrado para abrir su boca
en melodía
callada para no importunar la
sinfonía de tus manos
lentas para no quebrar la
porcelana de mis sueños
pospuestos para ceder el paso a
tu ánimo
áspero para que no te lancinen
los envites del pasado
olvidado para que no te duelan
los tobillos al desandar los tiempos
idos para dejar lugar a dudas
gritos preguntas con espuelas
clavadas en el pozo de mi
lengua
concebida única exclusivamente
para
convocarte
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