decidir seguir viviendo
contra todos los diagnósticos
la inteligencia no es la salsa de los libros pero
no ser tonta no siempre es bueno
dejarse llevar
pero no si nos llevan los demonios
que bajo la cama alimentamos por años
escondidos de la gente, de las manos
que alegremente saludaban a la ventana
decidir seguir muriendo
a cada momento
decidir seguir sabiendo que no hay vuelta atrás
no hay remedio
la sombra de un viejo ciprés nos acompaña
y en él se mece la serpiente del saber
el ignorar, el olvidar, el conocer
no sé
pero no saber no es suficiente
no soy
pero no ser no es coherente
abro las puertas a las palabras
pero escapan como en noviembre
las hojas de arce
aún no ha vuelto el otoño
pero qué más da si olvidaremos cada hoja
cada rama que nos tapó el sol en agosto
y aún así, seguirá doliendo ese agujero interno
porque el vacío es nada y hace saltar los ojos
porque hoy ya es tarde para colar los lodos
porque no hay algodón para esa herida que sangra
porque no hay sangre para esa boca que mana
por eso la hora es adoquinar aceras nuevas
por eso no me mezco en memoria adulterada
por eso ni me duermo ni abrazo el drama
Esencial el título, erróneo el diagnostico; y una buena ocasión para estimular la nocicepción empática.
ResponderEliminarAdemás me traslada al tiempo a mi niñez y al primer poema que dejo huella, probablemente me identifico con su protagonista. Se titula Más allá y el autor se perdió en mi memoria.
Por un áspero camino
un cansado peregrino
busca la felicidad;
y cuantos al paso halla,
todos le dicen que vaya
¡Más allá!.
Y cruza por los estrados
de los palacios dorados
buscándola con afán;
y entre el rumor de la orgía
siempre una voz le decía:
¡Más allá!.
A gentes de las montañas
pregunta si, en sus cabañas,
con ellos habita la paz;
y ellos bajan la cabeza
y le dicen con tristeza:
¡Más allá!.
Penetra con desaliento
por los claustros de un convento
y se postra ante un altar;
y entre el rumor de las preces
oye a veces, sólo a veces:
¡Más allá!.
Al fin, en el camposanto,
con ojos llenos de llanto,
busca la felicidad;
y una figura huesosa
le dice abriendo una fosa:
¡Más allá!.
En realidad ya no busco la felicidad, que, al fin y al cabo, no es más que un estado transitorio que no presagia nada bueno; sino la armonía.
Tengo la impresión de haber invadido un territorio que no me corresponde y al que no he sido invitado. Pido disculpas por ello.
Si molestan las huellas, cabe el silencio y también pueden borrarse.
Boa noite
Gracias por tu comentario, y por el poema. Para el guerrero, el camino no tiene meta, sino que el fin en si es caminar, no?
ResponderEliminarPorqué erróneo el diagnóstico? Me gustaría que te extendieras un poco sobre esto. Interesante descubrir el concepto de nocicepción.
La búsqueda de la felicidad es en sí una paradoja: quien la busca está negando que la tenga, permanentemente... Y sí, la clave es la armonía, pero en el fondo la armonía es una conjunción de comprensión, aceptación y acción coherente entre si, no crees?
Un diario poético con comentarios abiertos es lo que es: una ventana abierta a quien quiera compartirlo. No hay molestias, y por ello no necesitas pedir disculpas.
Bom dia
El fin no es caminar, caminemos o quedemos quietos, llegaremos al mismo lugar; lo que ignoramos es cuando. Caminar es divertido o no, duro o no, estimulante o agotador, depende; cerrar los ojos y permanecer, también lo es. Lo que llamamos metas no son más que pequeñas etapas con las que recargamos nuestras pilas de satisfacción si las vemos cumplidas o de frustración si no las alcanzamos.
ResponderEliminarEl diagnostico me parece erróneo: porque la frontera está en el horizonte y cuanto más te acercas más se aparta; porque los vacíos están llenos de invisibles; porque la memoria es selectiva y manipulable y porque todo se mueve, el mundo, tú y las fronteras, y también los puntos de vista. Es fácil pasar de una verdad evidente a un error lamentable y viceversa.
Experimento:
Escribe en medio de una hoja la siguiente ecuación: X = I + IX (verdad evidente)
Si se la entregas a alguien y al tomarla, por casualidad, comodidad o ignorancia la girara 180º verá: XI + I = X (error lamentable)
O viceversa.
Si fuéramos permanentemente felices, la felicidad dejaría de existir. Para sentirla es imprescindible incrementar el bienestar al momento anterior y todo crecimiento desproporcionado acaba en una burbuja que siempre termina por explotar. Cuando eres feliz, solo te queda perder ese estado y eso es doloroso.
Todo está en la armonía, lo que nos gusta y lo que no, el todo y la nada. La armonía es el equilibrio del funámbulista que camina por la cuerda floja de la vida, dónde todo cumple su función para no caerse; porque todo, absolutamente todo, es necesario. La dificultad está aplicarlo en la dosis justa, en el momento preciso, en el lugar adecuado.
Dejaré mis huellas de cuando en vez, cuando siga las tuyas; espero que no se convierta en un vicio, o si.
¿Cuál es tu libro de cabecera?
¿Y la última canción que te ha emocionado?
Buena semana