Todos descendemos del tiempo de los esclavos.
Elegir no es la cuestión cuando es entre azotes o hambre.
No siempre sabemos contestar que no a nuestro vacío,
por eso las horas oscuras nos devoran las cavernas de la vida,
las francas siluetas con las que nos asustamos a nosotros mismos
ante la posibilidad de encontrar nuestro vacío
y precipitarnos en la verdad que eludimos encarar.
Elegir no es la cuestión cuando es entre azotes o hambre.
No siempre sabemos contestar que no a nuestro vacío,
por eso las horas oscuras nos devoran las cavernas de la vida,
las francas siluetas con las que nos asustamos a nosotros mismos
ante la posibilidad de encontrar nuestro vacío
y precipitarnos en la verdad que eludimos encarar.
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