rompo por entre la copa,
perforo el hueco que se nos fue por las ramas
nadie nos sigue, ni siquiera nosotros
nada nos espera, excepto los lunes
cada vez que me siento hay una huella que sobra
alargo las manos hacia las hojas y entre ellas
se abre el cielo al que volamos
un día
pero hoy
es laborable y mis trece horas
saben ya mantenerse lejos de lo que hubo o no
de lo que creímos ser cuando soñábamos despiertos
al menos nos pertenecen todavía los ángeles caídos
el alivio, las horas vivas, parir el tiempo para no decir adiós
parar el viento para no sentir la voz
resbalar por las aguas del silencio
las imágenes del hoy, los ojos, las sospechas
connotadas en naranja o verde
la secuencia eterna que entra de nuevo por la ventana
no me escuches, no es día de hablar de ti
sino de anunciar las aves, los grillos, los ruidos
que nos convocan al presente de soles y nubes
de polen y victorias simples
como las cuentas de un collar de piedras
como una pulsera de semillas
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