la noche
la blanca y mortecina niebla donde se incuban las piedras
a la hora de la roca hecha piel y venas
la noche
la hora en que las sílabas no cuentan
cuando somos dos cuerpos que dialogan callados a lo lejos
entre los grillos y las capas de deshielo
la noche
el regalo del silencio y la imagen
de un sintagma planeando tu nuca
tus dedos tu conciencia
la noche
y su gran ejército de dudas, su habla leve, viscosa, zurda,
sus codos ariscos envueltos en pena
la noche
que no llega y no nos deja
que nos grita de cerca en el cóncavo espacio donde guardamos
la pocas memorias que nos quedan
la noche y todos sus racimos de verdad
la espera de lobos y tortugas
los ojos abiertos como lunas nuevas
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