a cada rostro los días se nos adivinan entre las líneas
escondidas entre ojo y ojo
me vuelvo y me miras
lo sé pero somos lejos
aquí, toda palabra es un señuelo
no tengo tiempo para pájaros
mis días son repletos como bolsillos
de un niño a la hora del recreo
tú sobrevuelas feliz sin rumbo
tu hábitat de nubes de ceniza
tu circular pedazo de cielo
yo vivo aquí, abajo, felizmente lenta
blanca y desnuda asisto al invierno
como la lombriz, callo y sigo preparando el suelo
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