sí, las aladas horas en las que tu vuelo se ha hecho vida. cada rostro antiguo nos cuenta lo que no sabemos; hemos olvidado buscar recuerdos entre el pelaje del lobo: mis dedos suenan como un reloj suizo a la hora del cuento y no tengo cómo ser más profunda sin hundirme en el mar de las preguntas. hablamos el mismo idioma sin lengua, sin signos, sin vocales; en él descansamos palabras como domingo o sudor. pero sobre todo no tenemos dónde caernos vivas de tanto mirar al frente. empujo hacia el epicentro mientras subes el tronco de Alicia, directa al espejo que has creado de ti, el zumo vivo de tus noches escondidas buscando la fuente. te suelto, te dejo, como a un ave que fue cometa.
Sem comentários:
Enviar um comentário