lo que aflige a quasimodo

lo que aflige a quasimodo
no es la joroba
sino lo fácil que es encontrarlo cuando llueve

lo que aflige a quasimodo es
lo fácil que es rechazarlo
sin gesto    sin mirada
en la esquina más recóndita del pecho
donde no nos contamos quiénes somos
para no sabernos lisiados

lo que aflige a quasimodo es
ese hábito callado de
mirarnos desde arriba
alegrarnos de no ser él
sentirnos incluso
discretamente superiores
en los casos más extremos rayar
un esbozo de sonrisa que cortamos
y enseguida recordar
el tiempo tan malo que hace
y odiarlo un poquito en su desgracia
que nos queda lejos (creemos)
todo ello
sin que nadie lo sepa
(excepto él
que siempre lo sabrá)

lo que aflige a quasimodo
aunque se calle y se esconda
es que siempre nos servirá
en los días de lluvia
siempre asomará entre nuestras palabras
huesudas
y nuestros silencios cobardes

lo que aflige a quasimodo es
que sea tan útil tener un quasimodo
que nos ayude a olvidar
un ratito
nuestro esguince de alma

la ropa de mañana

es de noche
los dedos y el agua resbalan
por la frente
frente al espejo

la piel es fina como siempre
pero hoy es transparente como nunca

hoy siento
liso al tacto
el hueso bajo ella

las manchas de la piel
los diplomas del sol.
de los años. de los niños.

deslizo los dedos

dos agujeros
perfectamente situados para hacerme creer
que hay un dentro y un fuera
un yo y un tú

hoy la carne se une al hueso
pero ya no tanto como ayer

cierro el grifo

miro al suelo
de donde proviene la fuerza
que nos somete a la ilusión
del arriba y el abajo.

me seco las manos.

hay que preparar la ropa de mañana.

ventana

cada ventana es una puerta abierta a lo que seremos.

no te cuelgues en el alféizar, ni te alejes de la brisa que entra.

mirar y no mirar es esconderse de lo nuevo:

cierra los ojos a lo que sabes,

tiembla los labios a lo que sientes.


hay un aire que te canta cosas que aún no son.

duerme. duerme.
acuna las verdades que crecen en tus alas.

sube, baja, juega, anda.

pero ante todo
aún cuando duermes
mantén tu dedo
aunque sea el meñique
en la ventana

parábola

deixa eu calcular a curva do teu tempo
caminhas como criança numa vara verde
deslizas para o chão na ponta de uma erva que não há

não somos nada para além do silêncio

traduzir em palavras o que não
num lugar em borbulhas
onde o tempo é tão só a profundidade
e os comboios da verdade se cruzam desenhando
um mapa do impossível

para terminar numa parábola
para quê procurar asa
quando o vazio é o chão perfeito para os sonhos

gerânios

vestes-te de cores que não há
julgo-te entre as roupas mas nadas ainda
além da fronteira que nos aproxima
nada sabes do baú onde as cores desabrocham em palavras

as minhas mãos espreitam o tacto da beleza
procuro entre os bastidores de um tempo com volume
pétalas que semeiam palavras

por vezes corto o ar porque é isso que trouxe para este mundo
o que hei de fazer se me habita um samurai

oiço a voz que convoca uma data
o teu riso distraído não deu pela iminência do encontro
sei que não tens intenções
por isso calo e espero sem projetos
um dia vamos conversar e tudo se tornará um oceano fraco

no fundo, a água é condutora
e nós somos criadores de fragrâncias
há um perfume que espera pelo tempo das palavras
há um poema que calado espera pelo tempo dos gerânios

e é tudo

sentar quando é preciso. ter as ondas como saia ou vento quando o sol esconde a estrada.

calar sentado, ouvir, ouvir, ouvir não é esperar. espera é imagem que procura espelho. o silêncio não acolhe vidros por onde olhar para grelhas ou esquemas.

flores que se procuram, não. nem nascem. não calam, é sem voz. são a cada pouco.

casas brancas. sol.

sentar quando é preciso. virar a cabeça. ferrugem nas pedras, que beleza.

 e é tudo.