A Chávena de Humanidade


O Cháismo é um culto baseado na adoração do que é belo entre os factos sórdidos da existência diária. (...) É uma tentativa terna de atingir algo possível nesta coisa impossível a que chamamos vida.

El teísmo es un culto basado en la adoración de lo que es bello entre los hechos sórdidos de la existencia diaria. (...) Es un intento tierno de alcanzar algo posible en esta cosa imposible a la que llamamos vida.

Kakuzo Okakura

domingo, 7 de abril de 2013

surco

Plantar sueños como magnolias.
Existe un lugar en el suelo donde nos encontramos
entre semilla y pólen recogido.
Estoy ciega. Busco. No busco.
Me encuentro. ¿En otras manos? No.
En los ojos cerrados, la palabra oculta.
En los recuerdos de la ola que he habitado.
No nacida en otros.
Lo que me habita nace en mi cama.
Lo que me escribe se derrama entre hojas
de lo que planté.
Fui sustento y huida: entre las hojas se cuelan por igual
el sol y la lluvia.
Ambos son necesarios para destilar el licor del ahora.
La fruta que fue ayer y nos dejó un sabor dulce.

Nuestras papilas, el espejismo. Había dulce y tanta agua.
Pero las papilas. Hoy crecemos en formas dispares
porque seguir el camino no es plantar y esperar,
sino dejar caer lo que pesa
y ser infinito en el deseo de beber y dejar ir.

No me busques en el bosque de los porqués.
Es tarde, eso fue ayer.
Sólo abro los ojos a un mar que me nutre de siempre.
No quiero saber de barcos, sino de algas, peces. Delfines.
Las olas, la mañana. Lo que se repite, pero no.
Volver adonde no he estado.
Buscar dentro del tiempo.
Los segundos no se pierden, viven su propio viaje.
Me monto en ellos, los devoro y los vomito
y siempre regreso a lo que tengo: el hoy.

Mi maleta está vacía; esto es una declaración de paz.
No sé firmar. No me importa sentarme cerca de ti o lejos de mí.

Me importa que hay ojos en todo lo que hago.
Debo cegarlos con la espada del humilde.
La puerta pequeña por donde agacharse antes de ser
el siervo de las hojas del té. No Alicia.

No me busques, que no soy.
Vivo lejos de donde se halla tu mano, tu miedo.
Un lejos que fue la última cobardía pero lo entiendo
porque olí tu miedo a las flores y a las espinas.
Una carrera en al menos dos direcciones opuestas.
Humano, dulce o duro.

Hubo tus palabras bellas como estatuas.
Breves como una camelia que se muere
esperando el olor que no tendrá.

Hubo un surco tuyo en la palma de mi mano.


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