babel

sabemos cómo el destierro hunde sus cascos en la piel. sabemos cómo las olas o el granito se conforman con sus destinos y se embisten hasta parir playas donde ayer soñamos habitar atardeceres y delfines. sabemos que no es el hoy quien nos rige, o el humo, sino las hojas que caen mientras deshojo este poema ante la mirada atónita de los que ignoran el signo de la danza. sabemos que no nos aturde la brisa sino el juicio, las verdades escondidas en el pecho agrietado, gastado a base de intentos y desoves. sabemos que no es el agua quien se cuela en nuestra sangre sino la rabia, la fuerza con la que la deslealtad interior nos empuja hacia el olvido, el odio o la nada que sentimos por el otro, la obstinación con la que nos afirmamos hijos de distintas madres, la devoción en la lejanía del tacto, la muralla de las palabras con las que nos mentimos todos los días posibles, de todas las maneras posibles, en todos los idiomas posibles.